Aunque la mayoría de las personas creíamos que las anillas de las
latas de refresco servían única y exclusivamente para abrirlas, lo
cierto es que existe una función muy lógica del agujero que tienen estas
anillas, desconocido por muchos.
Las latas nacieron gracias a la gran demanda alimentaria del siglo
XX, cuando se incrementó considerablemente la necesidad de transportar
alimentos a distintos lugares del mundo en envases que mantuvieran en
buen estado el alimento y que soportara golpes y otros inconvenientes
del transporte.
Otro de esos inconvenientes, y un motivo de preocupación hoy en día,
es el hecho de que las latas circulan por muchos lugares, desde la
salida de fábrica hasta el momento de consumir su contenido, y toman
contacto con otros productos. Por este motivo, es aconsejable beber el
refresco con pajita. Y aquí es donde entra la curiosa utilidad del
agujero de las anillas.
Si observamos la anilla de una lata de refresco, descubriremos que
uno de los extremos queda unido a la lata y el otro queda totalmente
libre de movimiento. Esto permite que podamos mover el agujero de la
anilla hacia la abertura de la lata e introducir una pajita para tomar
el refresco sin tener que hacerlo directamente de la lata.
Normalmente, cuando ponemos una pajita dentro de la lata, el gas
provoca que se salga, pero ésto lo podemos evitar introduciéndola a
través del agujero en cuestión. Una forma mucho más higiénica de tomar
una refrescante bebida, que hasta ahora pocos conocían.
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